Xàbia impulsa un encuentro para trazar una política hídrica a nivel comarcal

Alejada de las grandes polémicas de los trasvases, la Marina Alta quiere trazar su propio futuro hidrológico. Y, en este sentido, se abre un tiempo nuevo: olvidadas las guerras del agua de los años ochenta, el futuro del suministro para las principales poblaciones pasa a medio plazo por comprarle agua a la desaladora de Xàbia y mezclarla con la de sus propios acuíferos para evitar que estos se agoten. Sobre todo porque algunos ya están afectados por la intrusión marina. Este es ahora mismo el camino, toda vez que otras alternativas, como la creación de una nueva planta desaladora en Dénia, se han descartado al menos de forma oficiosa.

La comarca ya se ha puesto a trabajar en eso. Y parece que hay buena sintonía. Esta semana, el alcalde de Xàbia, el socialista José Chulvi, convocó a diferentes alcaldes, concejales y técnicos de la Marina Alta (en la imagen) para presentar alegaciones al nuevo Plan Hidrológico del Júcar que contemplen mejoras específicas para la comarca y que van en el sentido antes expuesto. En primer lugar, se aboga por crear una red principal de tuberías de transporte y depósitos entre los puntos de captación de agua –los acuíferos–, la desaladora de Xàbia y los municipios que demanden suministro, según detalló el consejero delegado de Amjasa, Josep Lluís Henarejos.

Este “sistema de mezcla” entre el agua desalada que habría que comprarle a la planta de Xàbia y la de los pozos que ya consumen las diferentes poblaciones a través de esa red comarcal permitiría, en opinión de Henarejos, no sólo garantizar el abastecimiento actual sino también el futuro. Especialmente, en ciclos de sequía, si se produce la contaminación inesperada de algún acuífero o en el caso de que en alguna zona de la comarca se produjera, a medio plazo y con permiso de la actual crisis del ladrillo, algún nuevo desarrollo urbanístico. La propuesta además evitaría que se agoten los pozos actuales, al contar ahora con otra fuente de abastecimiento como es la desaladora. Ésta última, que en la actualidad tiene excedentes, adquiriría al fin rango comarcal.

En el comunicado oficial, no se concretó qué acuíferos son los más afectados por la contaminación de nitratos o la intrusión marina. Pero hay algunos. Por ejemplo, y según consta en la memoria del propio Plan Hidrológico del Júcar, los pozos situados entre Ondara y Dénia sufren un aprovechamiento “especialmente intenso” de sus aguas subterráneas y corren por lo tanto el riesgo de una “disminución de recursos disponibles”. La propuesta de una red comarcal también ha desatado un gran interés en el  Consorcio de Teulada-Benitatxell.

Lógicamente, el agua desalada que habrá que comprarle a las instalaciones de Xàbia es más cara que la que procede de los pozos. Este incremento se debería financiar vía tarifas, lo que siempre puede resultar un tanto espinoso. No obstante, los expertos creen que ese aumento no sería excesivo y que el agua de la planta desaladora es además de mayor calidad lo que, en municipios como de nuevo Dénia, podría resultar hasta un alivio.

Queda pendiente además la financiación de la infraestructuras necesarias para crear esa red comarcal de tuberías que posibilitaría este nuevo sistema. No obstante, para la creación de esa red podrían utilizarse muchas de las infraestructuras ya existentes; además, instituciones supramunicipales como la Generalitat o la Diputación podrían intervenir tanto para coordinar esas actuaciones como para financiarlas parcialmente. Y el propio Consorcio de la Marina Alta tiene en la actualidad un excedente presupuestario de 4 millones de euros. Ese consorcio debería actuar además como marco jurídico para que por fin y después de muchos años la comarca cuente con una política hídrica común.

El gran problema del saneamiento para miles de viviendas

Por otro lado, en la misma reunión convocada en Xàbia se propuso abordar una solución conjunta y consensuada entre ayuntamientos, la Generalitat y el Ministerio de Medio Ambiente para resolver los problemas del saneamiento de aguas en las diferentes poblaciones y sus urbanizaciones.  Y se llegó a la conclusión de que la depuración efectiva de las aguas de consumo humano y su posterior reutilización para el riego agrícola de los campos es uno de los grandes retos al que se enfrentan el urbanismo.

Esta decisión se asumió después de la gran polémica creada en núcleos como Benissa o Dénia por la decisión de la Generalitat de exigir un nuevo canon de saneamiento a pesar de que miles de sus viviendas carecen de alcantarillado.

 

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